En la época que Carrol escribió el cuento, existía la frase hecha "loco como un sombrerero" para referirse a personas con conducta excéntrica o desordenada.
Pero este dicho tiene una explicación científica. Los sombrereros británicos de los s. XVIII y XIX utilizaban sales de Mercurio para convertir la piel de conejo en fieltro. La inhalación de los vapores de dichas sales les producía un tipo de alteración que parecía enloquecimiento. Pero, en verdad, no era otra cosa que una enfermedad llamada Hydrargyrismo o Hydrargyria, cuyos síntomas son:
- Carencia de coordinación.
- Cambios de humor.
- Problemas del discurso.
- Debilitación sensorial de vista y oído.