Hacer topless escondidas entre las dunas,
tatuar la arena con nuestras pisadas,
fumarnos la vida con sabor a menta,
encontrar tesoros en las montañas de conchitas
y seguir a raja tabla el topico de:
sacar pecho, meter tripa y apretar culo.
Un brindis por las mujeres que después de la tormenta nunca alcanzan la tan prometida calma;
por las que cuando reimos las últimas nos sentimos ridículas y agachamos la cabeza rojas como tomates;
por las que cuando nos emborrachamos seguimos diciendo mentirijillas y, sobretodo,
por las que aún sabiendo que nuestra talla es una M (de toda la vida) seguimos probándonos la S ¡POR SI ACASO!